Cristo llama a todos sus discípulos a la unidad. (…) Están invitados por la energía siempre nueva del Evangelio a reconocer juntos con sincera y total objetividad los errores cometidos y los factores contingentes que intervinieron en el origen de sus lamentables separaciones. Es necesaria una sosegada y limpia mirada de verdad, vivificada por la misericordia divina, capaz de liberar los espíritus y suscitar en cada uno una renovada disponibilidad, precisamente para anunciar el Evangelio a los hombres de todo pueblo y nación. (Carta encíclica Ut unum sint Juan Pablo II sobre el empeño ecuménico 1995)
Así como usted lo sabe posiblemente, somos ahora capellanes de dos Monasterios de Bethléhem en los Alpes. La liturgia de los monasterios de Bethléhem enlaza las liturgias de las Iglesias de Oriente y de Occidente. Esto nos hace particularmente sensibles a este aspecto del ecumenismo del que Juan Pablo II hablaba diciendo: ” ¡ la Iglesia debe respirar con sus dos pulmones! ” (UUS, n°54)