¡ En víspera de nuestra salida, cuando apretábamos los muñones de nuestros hermanos y de nuestras hermanas, no teníamos nada más decirles en signo de adiós que ” GRACIAS! “.
Sí, Gracias a todos los leprosos dónde encontramos en el curso de esta Misión. Gracias a estos grandes minusválidos sin piernas ni manos, la cara deformada por una antigua lepra estabilizada pero destructora. Ellos todos nos repitieron la grandeza del Hombre – hasta si perdieron la belleza aparente. Es muy humildemente les fuimos. Nos maravillaron por su coraje y su esperanza. Por las delicadezas, también, que tienen entre ellos…
Este informe no puede acabarse sin esta palabra maravillosa del ” Jefe ‘ de la comunidad cristiana encontrada : ” quiero que usted me empareje el último porque yo soy responsable de los cristianos “…