Maria, nuestra Madre, Inmaculada Concepción,
Esposa del Espíritu Santo
por quien el Padre ha dado su Hijo al mundo,
Puerta Viviente por donde vienen la Gracia y la Gloria
hasta nuestra carne,
Lugar Santo de la Alianza entre la tierra y el Cielo,
nosotros te aportamos nuestro deseo de corresponder a
nuestra vocación de hijos de Dios.
Enséñanos a escuchar la voz de Jesucristo y del Padre
que hablan en secreto a nuestro ser
y a vivir en el sentido y el impulso de sus inspiraciones.
Que nuestro ser completo reciba de Ti su forma realizada.
Sed nuestra inspiración, nuestro modelo y la casa
que habitamos.
Todo por ti, todo contigo, todo en ti, todo para ti.
Oh, María toda consagrada al Señor. Que de esta manera
se establezca para siempre sobre la humanidad y la creación
entera el Reino y la ternura eterna de Dios nuestro Padre. AMEN